Según nos informan nuestras fuentes, el pseudoempresario "Bernardo Moragues está viviendo en una pensión". Así, el que otrora fuera considerado "el Rupert Murdoch valenciano" y "magnate de los medios de comunicación" ha acabado arrastrándose por "mugrientas pensiones de mala muerte".
¿Cómo ha podido llegar su nivel de decadencia a tales extremos? Como ya informamos en su día el hoy barbudo y desaliñado Moragues fue condenado a un año y medio de prisión por estafar 45.000 euros a un Guardia Civil retirado. No obstante, si el pícaro de Alaquàs depositaba 60.000 euros podía eludir la prisión.
Según nuestras fuentes, "Bernardo tiene todas sus posesiones a nombre de su esposa, Francisca Martínez", así que "se dirigió a ella para pedirle que vendiera alguna propiedad para pagar la fianza de 60.000 euros y así evitar acabar entre rejas". ¿Su respuesta? "Su mujer lo ha botado de casa", aseguran nuestras fuentes.
Como tantas veces ha advertido el periodista Nacho Sapena, Francisca Martínez es en realidad "el auténtico cerebro" de todo este tinglado. Todas las posesiones están a su nombre pero es su marido el responsable legal frente a la justicia. Y que se vaya preparando, porque las pensiones de poca monta en que se hospeda son hoteles de cinco estrellas en comparación con la cárcel que le aguarda.
Nota: Bernardo, durante años has hecho mucho daño a mucha gente y ahora Dios te está castigando.
4 comentarios:
A los interesados en conocer el entramado familiar y de amigos/beneficiarios de la obra de Moragues, consultad el artículo 'La Trama Moraguiana' en
http://nachosapena.blogspot.com/2007/05/la-trama-moraguiana.html
Saludos a tod@s
Como dice el refrán, "A cada cerdo le llega su San Martín", aunque nos repugne ver este desagradable espectáculo del martirio del cerdo. Se lo ganó a pulso por todo lo que nos ha hecho sufrir a todos.
Saludos, Hurón Rojo
Es mentira, no vive en ninguna pensión va diciendo estas cosas por ahí para dar más que pena.
Bernardo Moragues sigue viviendo en su casa del barrio la Purísima de Alaquàs y su mujer no le ha echado. Cualquiera puede comprobarlo.
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